Procede la Capra Aegagrus, cuya forma secundaria, la cabra Pirenaica, se asentó por España en los Valles del Segura, del Darro y del Genil. Desde Granada se difundió por Andalucía y desde Murcia se extendió al Levante Español. En los siglos XVI y XVII se trasladó por los colonos a América, estando presente como base de distintas razas criollas en México, Brasil y Venezuela y también de introdujo en el norte de África y el resto de países de la cuenca mediterránea.
Aragó en 1893, describe únicamente dos razas caprinas españolas, la raza Murciana y la raza Granadina y las describe como de aptitud láctea, de constituciones finas y delicadas y con rendimientos lecheros entre 3 y 4 litros en 24 horas.
Aparicio en 1947 habla de la raza Granadina como una de las razas más antiguas de la península Ibérica y su tronco étnico de pertenencia es la cabra aegagrus.
Con un origen claramente diferenciado, la Raza Granadina y la Raza Murciana se trataban de dos razas claramente diferenciadas. Las últimas referencias legales que se tienen de las dos raza originarias datan del Decreto 2394/1960 por el que se aprueba el Reglamento de Libros Genealógicos y Comprobación de Rendimientos de Ganado, donde en su título IV art. 96 indica que el Libro Genealógico y Comprobación del Rendimiento Lácteo en la especie Caprina afectará a las razas: Murciano, Granadina y Malagueña.
Ambas razas se mencionan por primera vez en textos legales como una sola Raza, la Raza Murciano Granadina y es en la Resolución de 28 de marzo de 1979, de la Dirección General de la Producción Agraria por lo que se aprueba el Esquema de Valoración Genético-Funcional de Machos Reproductores de la Raza. El ministerio de Agricultura, unió por decreto los destinos de las entonces razas Granadina y Murciana, dos entes raciales perfectamente definidos en aquellos tiempos.
La fusión de las dos razas dio origen a la que actualmente conocemos pero eso no dejó indiferente a nadie y los medios de comunicación de la época se hicieron eco de la noticia.